Informe

Introducción de Konstantin Woinoff

Cuando, en 1889, la primera reunión de la Internacional Socialista en París declaró el primero de mayo como Día Internacional de los Trabajadores, tenía un principio rector: «El capitalismo está organizado según líneas nacionales, y sólo la solidaridad internacional del movimiento obrero puede contrarrestar este desarrollo». Ahora, 130 años después, nos damos cuenta de que el único sistema verdaderamente internacional es el capitalismo. En el sistema capitalista actual, globalizado y cada vez más digitalizado, los viejos problemas sociales no hacen más que resurgir bajo un nuevo disfraz. Tanto antes como ahora, todo el problema gira en torno a la creación de reglas para los mercados y los agentes del mercado con el fin de evitar la explotación salvaje y despiadada. Pero conservar y defender la sustancia democrática de nuestra sociedad es y siempre ha sido también parte de la cuestión. Sin embargo, ambas luchas -tanto la social como la democrática- son considerablemente más difíciles de ganar en las condiciones del capitalismo digital y global. La diferencia entre la «cuarta revolución industrial» y las revoluciones técnicas anteriores radica en la inmensa velocidad y el alcance de las innovaciones actuales, así como en la creciente interconexión de diversas tecnologías. Esta revolución tecnológica está ahora en pleno apogeo y nos estamos dando cuenta de los profundos cambios económicos, sociales y políticos que está provocando. No debemos permitir que el discurso sobre el capitalismo digital se limite a las salas de juntas de las empresas, debemos llevarlo a la sociedad en su conjunto. Sólo así podremos, como fuerzas socialistas, socialdemócratas y progresistas, participar activamente en la configuración de la revolución tecnológica en lugar de dejar que dicte nuestras vidas. El presente libro es el resultado de muchos debates y discusiones mantenidos tanto en el seno de la Alianza Progresista como más allá…

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