El conflicto sirio ha provocado la mayor crisis humanitaria en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Las necesidades humanitarias aumentan, los desplazamientos de la población se intensifican, y una generación entera de niños y niñas está expuesta a la guerra y la violencia, así como a una cada vez mayor privatización de los servicios básicos y de educación y protección. En vista de esta situación muchos líderes socialdemócratas hacen un llamamiento por la unidad y la solidaridad para encontrar respuestas comunes. La solidaridad debería empezar dentro de Europa, pero también aplicarse a los países de Oriente Medio que sufren la mayor carga de la crisis de los refugiados. Turquía, el Líbano y Jordania han acogido multitudes de refugiados, poniendo en riesgo su equilibrio poblacional que era ya frágil.