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DEFENSA EUROPEA Y PRIORIDAD A LA PAZ : ¡PASEMOS POR FIN DE LAS PALABRAS A LOS HECHOS!

DEFENSA EUROPEA Y PRIORIDAD A LA PAZ :
¡PASEMOS POR FIN DE LAS PALABRAS A LOS HECHOS!

André Flahaut (PS Belga)
Ministro de Estado, miembro del Parlamento
Ministro de Defensa de 1999 a 2007
Miembro del Comité de Honor de la Sociedad Europea de Defensa AISBL (S€D)


Desde la debacle afgana y el aumento del escepticismo hacia el “Gran Aliado” estadounidense, cada vez son más las voces que se alzan para pedir la creación de una verdadera Defensa europea. Tanto en la izquierda como en la derecha, todo el mundo se abre paso a codazos en los medios de comunicación para expresar su indignación ante una Europa tan poco respetada en la escena internacional e incapaz de actuar militarmente de forma coherente.

La lógica europea y las sirenas atlantistas

Sin embargo, ayer mismo, ¿cuántas personas se preocupaban por ello? ¿Cuántos lo pedían? Hasta ahora, ¡sólo éramos un puñado! Los británicos no lo querían. Los franceses eran reticentes, al igual que los alemanes, italianos, españoles, polacos, etc. De hecho, la mayoría de nuestros aliados de la OTAN no vieron ningún beneficio en el desarrollo de la autonomía estratégica de Europa, ni mucho menos.

Por mi parte, como Ministro de Defensa en los gobiernos de Verhofstadt y desde entonces, siempre he buscado y fomentado las sinergias europeas para garantizar una mejor coordinación de la formación y las adquisiciones. Con esta idea, y a pesar de las críticas, hemos adquirido, en particular, el NH90 y el A400M.

La mayoría de mis sucesores al frente del Departamento de Defensa, al carecer de esta fibra europea, han preferido ceder a las sirenas de los atlantistas. La elección del F-35 -un avión extremadamente caro, cuya fiabilidad es aún incierta y cuyos sistemas de vuelo quedarán únicamente en manos de Washington- es el mejor ejemplo. Por lo tanto, no dudemos en decirlo: los nuevos conversos a la defensa europea, en Bélgica como en otros lugares, se parecen a los carabinieri de Offenbach… llegan muy tarde.

La ambivalencia de los Estados Unidos

Dicho esto, es imposible seguir postergando las cosas: debemos aprender urgentemente las lecciones del pasado, reconstruir el equilibrio de poder y hacer surgir nuevas modalidades en el sistema de alianzas. Siria fue un fracaso. Irak fue un fracaso. Afganistán fue un fracaso: un desastre militar, un abismo financiero y un peligro humano.

Además, hay que tener en cuenta que los Estados europeos gastan (acumulativamente) mucho en su defensa. Pero gastan mal. Y, por falta de coordinación, sus equipos militares son poco interoperables. Frente a esta desunión europea, Estados Unidos -para quien el “America First” es un hecho- consigue imponer sus equipos, de cuya interoperabilidad presume.

Para los estadounidenses, cuyo compromiso con nuestro bando no carece de segundas intenciones mercantiles y geopolíticas, la autonomía estratégica de Europa es una grave piedra en el zapato. Por consiguiente, a nuestro “Gran Aliado” le gusta poner a prueba la solidez del vínculo transatlántico a intervalos regulares. Para él, es una buena oportunidad para dividir y gobernar señalando con el dedo a los países que se salen de la línea; a los que no gastan lo suficiente en la OTAN y se niegan a someterse al dogma del 2%; a los que, a sus ojos, muestran una clara falta de solidaridad atlántica.

Recordemos el “No” de Bélgica a la guerra de Irak y la ira de Washington. Eso fue en 2003. Yo era entonces Ministro de Defensa. Recordemos también que nuestro país, se diga lo que se diga, nunca ha sido sorprendido durante los 20 años de su presencia en Afganistán.

Construir una Europa creíble y coherente

En definitiva, la seguridad de Europa no es la prioridad de Estados Unidos. Pero debe ser nuestro. Nos corresponde, sin más demora, transformar las palabras en acciones concretas y configurar, junto con los Estados que quieran comprometerse juntos, una Europa capaz de ser creíble en la escena política y diplomática internacional. Por un lado, esta credibilidad implica poner en común fuerzas, equipos y tecnologías. Por otro lado, implica la coherencia en la formación y la instrucción del personal militar. Sobre todo, requiere desarrollar una cierta visión de futuro basada en ambiciones internacionales comunes.

Entendamos que, tanto en Europa como en el resto del mundo, no puede haber Diplomacia sin Defensa y no hay Defensa sin una Asociación para el Desarrollo. Este es el principio mismo del enfoque 3D. Sin la Defensa, la herramienta diplomática sigue siendo incompleta e ineficaz tanto para promover la paz como para ganarse el respeto de nuestros socios y amigos declarados; como cantaba Dalida, sólo son “Palabras… Palabras…”. Lo vemos todos los días.

Hoy, Europa brilla por su ausencia: pensemos en el continente africano -con el que compartimos una larga historia y un tradicional eje de solidaridad- y en Oriente Medio. ¿Dónde estaba Europa durante los violentos enfrentamientos en Gaza el pasado mes de mayo? ¿Dónde estaba durante el reciente terremoto de Haití? ¿Y su presencia en el Sahel, que mañana podría ser el escenario de una nueva debacle? Europa está demasiado a menudo desaparecida en acción…

Por su parte, nuestro Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, a pesar de sus cualidades, tiene actualmente un papel y un margen de maniobra bastante limitados. No cabe duda de que hay que reforzar su papel y su capacidad de acción, como en la época de Javier Solana, que en diez años, de 1999 a 2009, fue capaz de desplegar una veintena de operaciones de seguridad y defensa en tres continentes.

Más que nunca, con los países que lo deseen y a través de una Defensa Europea digna de ese nombre, debemos trabajar, en el diálogo y el respeto al ser humano, para construir la paz, la prosperidad y la seguridad colectiva. Porque nadie lo hará por nosotros.

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