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“El Fantasma de la Guerra. ¿Por qué Putin necesita una escalada en el este de Ucrania?”, por Bohdan Ferens

El Fantasma de la Guerra. ¿Por qué Putin necesita una escalada en el este de Ucrania?

Las tensiones que se han ido acumulando en las últimas semanas han vuelto a recordar a la comunidad mundial la grave amenaza que supone la agresión rusa para la seguridad europea.

No hay nada más permanente que los intentos de reducir, al menos temporalmente, la escalada en la zona de hostilidades activas, que es el este de Ucrania desde hace siete años. Durante este tiempo, han muerto unas 14.000 personas y 1,5 millones de ucranianos se han visto obligados a huir de sus hogares. La región se encuentra en una situación humanitaria muy difícil.

Hasta hace poco, algunos líderes europeos implicados en el proceso de resolución pensaban que la situación en Donbass era bastante complicada, pero estaba controlada. No mostraban mucho entusiasmo por la reanudación de las negociaciones en el formato de Normandía. La última reunión de Volodymyr Zelensky, Angela Merkel, Emmanuel Macron y Vladimir Putin tuvo lugar en 2019 en París. Antes de eso, la pausa se prolongó durante tres años.

La situación cambió radicalmente cuando las alarmas sobre una importante acumulación militar rusa en las fronteras de Ucrania llegaron a los despachos gubernamentales de Berlín, París, Bruselas y Washington. Por primera vez, desde 2014, Rusia ha calentado desafiantemente la situación internacional al máximo. La amenaza inminente de una acción militar a gran escala entre Rusia y Ucrania ha adquirido nuevos contornos, obligando a la comunidad mundial a refrescar su visión de la situación actual.

La revitalización de las plataformas de negociación no afectó a la prolongada erosión de la estabilidad estratégica, pero sí permitió alcanzar resultados intermedios. El jueves pasado, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ordenó que varias unidades en la frontera con Ucrania regresaran a sus bases. Además, Vladimir Putin, en su discurso ante la Asamblea Federal, se centró principalmente en cuestiones de sanidad, política social y economía, sin olvidar recordar la inadmisibilidad de cruzar la llamada “línea roja” con respecto a Rusia.

Al mismo tiempo, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, agradeció el apoyo de los socios internacionales y afirmó que la reducción del número de tropas rusas en la frontera “reduce proporcionalmente la tensión”.

Parece que esta vez ha sido posible, gracias a los esfuerzos comunes, repeler la amenaza que se aproxima rápidamente a la seguridad europea, pero al mismo tiempo surge una pregunta razonable: “¿Por cuánto tiempo?”

Para Putin, la escalada en el este de Ucrania es necesaria sobre todo por varias razones, entre ellas para resolver tanto los problemas externos, geopolíticos, como los internos:

  1. Estar aislado políticamente durante mucho tiempo conlleva graves pérdidas de reputación y Putin lo sabe muy bien. En su arsenal no hay muchas herramientas efectivas, cuando las utilice, los líderes mundiales se verán obligados a hablar con él. El comportamiento agresivo es una de ellas. Con su estatus nuclear y un serio complejo militar-industrial, Rusia intenta imponer su agenda desde una posición de fuerza. Su participación activa en la incitación o la “solución” de ciertos conflictos candentes, incluido el apoyo a los separatistas en el este de Ucrania, le permite asegurarse el estatus de parte interesada, cuya posición debe ser tenida en cuenta.
  2. El Kremlin se estaba preparando sin ambages para la llegada de la nueva administración estadounidense. Por supuesto, los rusos no tenían muchas esperanzas de que se reanudaran las relaciones, pero, sin embargo, se esperaba que Biden fuera un representante de la vieja escuela y que fuera más fácil acordar con él posibles puntos de contacto, especialmente en cuestiones de seguridad. Sin embargo, la retórica más bien dura del presidente estadounidense, incluyendo una respuesta afirmativa a la pregunta de Putin el asesino, aumentó el poder de negociación del propio Biden, obligando a Putin a buscar posibles opciones de respuesta. Al Kremlin no se le ocurrió otra cosa que recurrir a una estrategia largamente probada: la escalada en el Donbás y la posible amenaza de guerra. Esto, según Putin, era necesario para iniciar la inevitable conversación entre Rusia y Estados Unidos, y la llamada de Biden es una confirmación de ello.
  3. El agravamiento de la situación en las fronteras de Ucrania recordó la guerra georgiana de cinco días de 2008, cuando las tropas rusas entraron en conflicto con Georgia del lado de Abjasia y Osetia del Sur, las llamadas repúblicas no reconocidas. Durante ese tiempo, Rusia consiguió lanzar una ofensiva en lo más profundo del territorio de Georgia e infligir daños a las tropas georgianas, para luego lograr una provechosa tregua, evitando el pleno aislamiento internacional.

En este contexto, es importante entender que Ucrania no es Georgia, y el Kremlin difícilmente puede contar con una guerra victoriosa rápida. En primer lugar, el ejército ucraniano de 2021 es cualitativamente diferente al de hace 7 años. Los soldados ucranianos adquirieron experiencia real de combate al enfrentarse a mercenarios rusos. En segundo lugar, al haber iniciado una guerra abierta con Ucrania, Putin debe estar cien por cien seguro de que la administración Biden no se atreverá a implicarse militarmente en su totalidad, sino que se limitará a las próximas sanciones. Y dada la actual situación geopolítica, ya no tiene esa confianza, por lo que los riesgos son mucho mayores que en la situación con Georgia. En tercer lugar, aunque la sociedad rusa está siendo constantemente zombificada por los propagandistas pro-Kremlin, no está totalmente preparada para una guerra a gran escala con el otrora país “hermano”. Al menos uno quisiera esperar que así sea.

  1. El espacio postsoviético, por desgracia, sigue siendo un foco de inestabilidad. La razón principal es la reticencia de Rusia a aceptar el hecho de que algunos países vecinos hayan expresado su deseo de formar parte de la Comunidad Europea. Putin recuerda con amargura el colapso de la Unión Soviética. Aún más irritante es el debate sobre la posible adhesión de Ucrania y Georgia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Para evitar ese escenario, se están creando los obstáculos necesarios -los llamados focos de inestabilidad- en el territorio de los países de la Asociación Oriental. Aprovechando estos puntos de dolor, el Kremlin cree que tiene el control y frena la expansión de la OTAN cerca de sus fronteras.
  2. La lucha por Crimea continúa. Ucrania, al igual que sus socios, no estaba preparada para el hecho de que Rusia fuera a la anexión de la península mediante una intervención militar. Por desgracia, Putin tampoco se detuvo ahí. Fue más allá e inició operaciones militares en el Donbass, reforzando así su posición negociadora. La parte rusa hizo todo lo posible para trasladar la “cuestión de Crimea” fuera del formato de Normandía. Crimea para Putin es un factor de consolidación muy fuerte, que sustituye a todos los problemas acumulados de la sociedad rusa asociados con la economía de recursos, la corrupción, los bajos ingresos de los ciudadanos y las grandes brechas sociales entre el centro y la periferia. Por lo tanto, es importante que el Kremlin utilice la opción de la “escalada manual” de la situación en el Donbass para mantener el statu quo con respecto a Crimea. Mientras tanto, la península se asemeja cada vez más a una base militar, donde apenas se recuerdan los derechos humanos y la libertad de expresión.
  3. La llegada al poder de Zelenskiy en 2019 fue percibida en el Kremlin como una opción más favorable que la continuación de la presidencia de Poroshenko. El objetivo principal de su campaña electoral era encontrar la paz y crear una alternativa adecuada a la élite política post-Maidan. Nadie podía imaginar que dos años más tarde Zelensky decidiría las acciones que el presidente Poroshenko no se atrevió a tomar en su momento. Se trata de asestar un duro golpe al aliado más cercano de Putin en Ucrania, el Sr. Medvedchuk. Con unas pocas decisiones del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, se destruyó el imperio mediático y empresarial de Medvedchuk. Se bloquearon sus canales de noticias y se impusieron sanciones a sus bienes personales y a sus aviones.

En Ucrania, con el cambio de poder, suelen aparecer “oligarcas desbocados”, pero el Sr. Medvedchuk siempre consiguió mantenerse a flote, incluso después del Maidan de 2014. Sus conexiones en el Kremlin le ayudaron a ocupar el nicho del principal negociador entre Ucrania y Rusia, especialmente en el contexto del intercambio de prisioneros, así como en la resolución de cuestiones comerciales. Pero Zelenskiy decidió cambiar la situación actual, enviando así una señal sobre la inadmisibilidad de promover narrativas prorrusas que socavan la integridad territorial y la soberanía de Ucrania. Putin, por su parte, no pudo evitar responder. La amenaza de guerra debe ser percibida, en primer lugar, como una reacción a las acciones bastante audaces de las autoridades ucranianas en relación con los conductores de los intereses rusos dentro de Ucrania.

  1. Las elecciones de septiembre a la Duma Estatal están obligando al Kremlin a cambiar cada vez más activamente la atención de sus ciudadanos de los problemas internos actuales, agravados durante la pandemia, a la protección de las llamadas amenazas externas. El motivo es claro: movilizar a la sociedad para que vuelva a votar al poder, incluso con la falta de cambios positivos. Otra tarea clave es suprimir el electorado de protesta. La tecnología favorita de inscribir a los líderes de la oposición como “agentes de Occidente” es especialmente eficaz durante un período de exacerbación de la situación en los frentes externos, que es la escalada en el Donbass. Tales acciones están cargadas de la restricción de cualquier competencia política dentro de Rusia y la próxima reproducción del poder.

Así, el enfrentamiento entre Occidente y Rusia se intensifica. El alivio parcial de la tensión no debe interpretarse como la disposición del Kremlin a negociar una posible solución del conflicto en el este de Ucrania. La agenda real con la que Putin planea trabajar no se revela en los mensajes a la Asamblea Federal, sino que se prepara cuidadosamente en una corriente de operaciones especiales cerradas. No hay que sobrevalorar su importancia, pero es importante prepararse cuidadosamente para las próximas provocaciones que podrían hacer tambalear la frágil estructura de la seguridad mundial.

Bohdan Ferens, Founder of SD Platform

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