Por Presidente del Partido Socialista (PS), Argentina, Antonio Bonfatti
Argentina no es ajena a la pandemia COVID 19, como el resto del mundo.
El gobierno que asumió el 10 de diciembre de 2020, se vio compelido en apenas 90 días, a afrontar las consecuencias de la misma.
Recordar que el gobierno neoliberal del Presidente Macri, nos dejó un índice de pobreza del 34 %, inflación del 40%, una deuda externa agobiante e impagable, destruidas las economías regionales, dependencia externa con fuerte extranjerización de las empresas clavees, un Estado mínimo, con magros indicadores en Salud y Educación y la desvastación del sistema científico-tecnológico.
A partir de allí, el actual gobierno no pudo aún mostrar su plan de gobierno enunciado en la campaña electoral.
La decisión para afrontar el COVID 19, fue a nuestro juicio desacertada. Con la excusa de aprontar los hospitales y las camas críticas con los insumos y tecnología necesarias, se implementó una cuarentena estricta los primeros 70 días, aún en la totalidad del territorio argentino donde no existían casos alguno. Pensar en un País con una extensión de 3500 km de Sur a Norte, donde sólo la ciudad de Buenos Aires registraba casos.
Se cerraron escuelas, comercios, industrias, oficinas públicas, tribunales de justicia, etc.
La actividad económica se resintió notablemente con impacto importante en muchos sectores, que provocaron le quiebra de muchos de ellos..
Hoy se estima en un 13 % la caída del PBI en Argentina.
El gobierno apeló a una ley para evitar los despidos, pero no se puede tapar el sol con las manos. No hay recursos para afrontar los salarios y la energía entre tantas otras obligaciones.
Uno de los sectores más afectados fue el del cuenta-propismo y los empleos informales que en Argentina ronda el 34 %.(plomeros, pintores, carpinteros, electricistas, herreros, etc.
El gobierno decidió otorgar susidios mensuales (ya van 3 meses) de $ 10.000 (100 U$S) para aliviar la situación de esas personas y una ayuda a las empresas para abonar salarios. También créditos limitados a tasa cero.
Todo ello insuficiente. Hoy el ingreso mensual mínimo para una familia tipo está valuado en $58.000 (U$S 580).
La desocupación ha trepado al 17.8 % y la pobreza al 41.3 % con 13 % de indigencia. Inaceptable para un país potencialmente rico como Argentina que produce alimentos para 450 millones de personas en el mundo.
Frente a la presión social por una apertura gradual para no profundizar las consecuencias económicas y sociales, el gobierno empieza a quitar restricciones a la circulación después de 70 días, cuando recién empezaba a haber circulación comunitaria del virus. Esto provocó la multiplicación exponencial de casos y la diseminación del virus por todo el País.
Hoy Argentina reporta 736.000 casos y 19.564 fallecidos .
Hay Provincias que tienen saturadas las camas críticas y pacientes que mueren sin la correspondiente atención.
La población, harta de 7 meses de cuarentenas y restricciones, ya no obedece ninguna directiva de las autoridades.
Sumado a ello, se han generado tensiones políticas hacia el interior del gobierno y con la oposición por actitudes de la actual Vicepresidenta, en un claro intento de protegerse de enjuiciamiento, en las numerosas causas que tiene abiertas por corrupción durante su mandato anterior como Presidenta de la Nación.
Un caso a resaltar es un proyecto de ley para supuestamente mejorar a la justicia, que no es más que la multiplicación de la actual estructura judicial y la designación de jueces que le garanticen impunidad.
Estas y otras medidas han tensionado al campo político y a la situación de la pandemia se le suma el descontento de la gente contra la política, lo cual genera un caldo de cultivo apropiado para expresiones de derecha y contrarias a la vigencia de la democracia.
Tal mi observación de la realidad Argentina al 2 de Octubre de 2020.
Antonio Bonfatti
Presidente del Partido Socialista