Del 30 al 31 de agosto de 2019, Kuala Lumpur, Malasia
Vivimos en tiempos de transformaciones veloces. Con las nuevas tecnologías cambia completamente nuestra forma de vivir trabajar. La globalización y la automatización generan una perturbación total de sectores industriales enteros, y con los nuevos medios de comunicación y transporte se redibuja el mapa del mundo. Al mismo tiempo, el cambio climático amenaza la supervivencia de muchas especies, incluida la nuestra.
Con cualquier cambio siempre hay personas que ganan y otras que pierden. Algunos se lanzan con entusiasmo para aprovechar las nuevas oportunidades. Hay millones de personas en distintas partes del mundo que han podido salir de la pobreza y ahora forman parte de las clases medias. Otros se sienten amenazados por la rapidez de los cambios, y notan una creciente presión que pesa sobre sus comunidades, identidades y medios de vida.
El socialismo y la socialdemocracia siempre han sido fuerzas que impulsaron el progreso social. Nunca nos hemos puesto a destruir las máquinas, sino que hemos ejercido influencia, poniéndole riendas al capitalismo. Históricamente, hemos negociado compromisos sociales entre el capital y el trabajo, y entre las clases trabajadoras y las clases medias, lo cual ha resultado en desarrollo y la paz social. Hoy, con la llegada del capitalismo digital, debemos repetir esta misión histórica, y al mismo tiempo debemos ofrecer alternativas porque la lógica capitalista de explotación de los seres humanos y la naturaleza ha sobrepasado ya los límites planetarios, causando una injusticia histórica.
No será una tarea fácil, porque después de décadas de liberalización del mercado muchas personas están únicamente enfocadas en su propia vida. Como consecuencia, la agenda de perseguir el bien común ha perdido relevancia política. Al mismo tiempo, se intensifican los conflictos relacionados con el empleo, trabajo y bienestar y aumentan los costos del cambio climático. Son sobre todo aquellos que se encuentran en los peldaños más bajos de la escala social que se preocupan por el futuro que tendrán ellos y sus hijos.
Nuestros adversarios políticos de derecha aprovechan estas ansiedades para su propio beneficio. Al señalar a minorías vulnerables como chivos expiatorios del supuesto deterioro social, persiguen una política que crea miedo y división. Ciertos “líderes fuertes” justifican sus ataques contra la democracia con una supuesta necesidad de depurar el sistema político para restaurar la salud de la nación. Cuando las perspectivas de futuro parecen sombrías, la glorificación reaccionaria de un gran pasado encuentra un eco en personas que tienen la sensación de que no se les respeta o que se quedan excluidas.
La Alianza Progresista ofrece una visión de un futuro mejor para todos. Nuestra visión combina el progreso social con la cohesión social.
Para poder prosperar frente a las transformaciones rápidas en la economía mundial, debemos liberar todo el potencial de nuestras sociedades. Un desarrollo progresista exige la creación de un clima de oportunidades abiertas para alentar la creatividad y la innovación. Por eso debemos rechazar tecnologías destinadas a ejercer un control social y más bien luchar por abrir espacios que sirvan para la libre expresión y asociación. Debemos invertir en las mentes con el fin de fomentar todos los talentos. Por eso invertiremos en sistemas de aprendizaje permanente con planes de estudio innovadores.
Las libertades civiles son la base del desarrollo económico. Sin embargo, las mismas no se pueden lograr plenamente sin seguridad social y económica. Sólo aquellos que no vivan en penuria podrán aprovechar sus capacidades y liberar todo su potencial. Por ello, debemos abordar el problema de las preocupaciones de cara al futuro del trabajo.
La Alianza Progresista está decidida a crear las condiciones para una vida digna en el capitalismo digital. En la era de las máquinas, debemos fomentar empleos relacionados con tareas que los humanos pueden manejar mejor que las máquinas. Estos son los ámbitos de la creatividad, la innovación, la empatía, la experiencia y la comunicación. Los seres humanos siempre podrán prestar un mejor servicio en el cuidado de las personas. Esto significa que la creación de empleo en la economía humana del futuro ocurrirá principalmente en el sector del cuidado de las personas. Debemos asegurar que quienes crían a los niños, educan a los estudiantes, curan a los enfermos o cuidan a los ancianos reciban unos ingresos dignos. De esta manera, una política económica innovadora para la era digital también conduce al progreso social.
La Alianza Progresista ofrece una visión para un futuro mejor. Tenemos que asegurar que aquellos que estén preocupados también puedan tener un futuro mejor. Las fuerzas invisibles de la globalización, la automatización y la migración cambian nuestras sociedades. Hay antiguas comunidades que quedan desarraigadas, las normas y costumbres sociales experimentan cambios, y hay conflictos que pueden acabar por destruir el tejido de la sociedad. Muchos se sienten impotentes ante todos estos cambios y temen una pérdida de control. Si queremos que la gente acepte los cambios, tenemos que invertir en la cohesión social.
La Alianza Progresista está comprometida con el fortalecimiento de las comunidades. En comunidades fuertes las personas pueden asumir el control de su propia vida a través de servicios públicos de alta calidad. Necesitamos establecer conexiones e infraestructuras digitales, construir hospitales e instalaciones sanitarias, escuelas y guarderías, centros comunitarios y bibliotecas. En comunidades democráticas podemos influir en la configuración de nuestro entorno social. Poder hacerse oír es una condición esencial para una fuerte identificación con la propia comunidad. Por eso luchamos por la plena participación en la toma de decisiones democráticas a los niveles nacional, regional y local. Las comunidades pueden dar orientación y apoyo frente a la inmensidad de los cambios. Por eso luchamos para proteger los derechos humanos de todos, especialmente de minorías vulnerables. La participación y la acción colectiva fortalecen el sentido de identidad y pertenencia local y, por lo tanto, son elementos clave de la cohesión social.
La Alianza Progresista demanda la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas. La igualdad de género es una exigencia prioritaria ya que no sólo se trata de un derecho humano fundamental, sino también de uno de nuestros valores principales. No hay ningún país en el mundo donde se haya logrado establecer la plena igualdad de género. Sin embargo, sin igualdad de género no podemos alcanzar ni cohesión ni progreso social. Por eso luchamos por sociedades basadas en la igualdad de género y la igualdad de oportunidades para todas las mujeres y niñas en todos los ámbitos de la vida, sobre todo en la educación, la economía, la administración, la ciencia y la política. Las condiciones previas para una vida autodeterminada son la igualdad de derechos, un acceso igualitario a la educación y a la atención sanitaria, incluido el respeto de los derechos sexuales y reproductivos, así como la igualdad de remuneración y una distribución equitativa del trabajo no remunerado en el cuidado de otras personas. Luchamos por una sociedad en la que las mujeres y las niñas puedan vivir libres de discriminación y de violencia de género.
Apoyamos la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de la mujer – CEDAW (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer), que fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1979 y ha sido ratificada por 189 países. Estamos comprometidos con la implementación de la plataforma de acción de Pekín, adoptada en 1990 en la Conferencia Mundial de la Mujer de Pekín. Para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas sólo quedan 10 años. Por eso, exigimos una aplicación más rápida y sostenible de la igualdad de género, incluidos el monitoreo y la presentación de informes, en todos los ámbitos de la vida y en todos los países.
Para contrarrestar divisiones y temores alimentados por parte de los populistas, tenemos que fomentar una identidad colectiva e inclusiva. El concepto de “nosotros”, defendido por los progresistas, incluye a todos y todas, cualesquiera que sean sus raíces étnicas, opiniones políticas, medios financieros o afiliaciones religiosas. En este sentido, el progreso y la cohesión social están interconectados: Lo que más importa no es de dónde venimos, sino hacia dónde vamos juntos.