Por Mathias Tegnér, Miembro del Parlamento Sueco, Partido Socialdemócrata Sueco (SAP)
Queridos camaradas progresistas,
Una persona sabia dijo una vez: «Para nosotros, la democracia es una cuestión de dignidad humana. Y la dignidad humana abarca libertades como la de la libre expresión, el derecho a criticar y la libertad de crear una opinión pública. La dignidad humana es el derecho a asistencia sanitaria, trabajo digno, educación y protección social de buena calidad. La dignidad humana también es el derecho y la posibilidad real de crear tu propio porvenir conjuntamente con otras personas. Estos derechos, los derechos democráticos y humanos, no pueden estar reservados para una clase o grupos determinados de la sociedad. Estos derechos deben ser propiedad del pueblo.
Esta cita es del antiguo miembro del parlamento sueco Olof Palme y es grato comenzar este discurso con una cita suya ya que Etta Rosales fue nombrada para el Premio de la Alianza Progresista por su valentía política especial por el SAP, los sindicatos suecos y el Centro Internacional Olof Palme. Al pensar en estas palabras sobre la dignidad humana es importante recordar que éstas no son meras palabras, sino que tienen un significado trascendental. Y si hay una persona que ha mostrado dedicación, entrega y determinación, tanto con sus palabras como con sus acciones, es nuestra camarada Etta Rosales. Para mí, por supuesto, es un honor poder honrarla hoy con mi discurso laudatorio.
¿Cuántos de ustedes recuerdan lo que hicieron el 21 de septiembre de 1972? Algunos estarían en el trabajo y otros en casa. Quizás algunos de los que están aquí presentes hoy eran miembros de su parlamento local o nacional. Y otros, en aquel entonces, ni siquiera habían nacido. Pero esta fecha es importante porque fue precisamente el día en que el presidente filipino Marcos introdujo la ley marcial que allanó su camino hacia la dictadura en ese país.
No obstante, la lucha de Etta Rosales por los derechos humanos y la democracia ya había empezado antes de esta fecha porque anteriormente a que se decretara la ley marcial ya hubo muchas personas que salieron a protestar. Bajo la ley marcial, manifestarse en la calle era mucho más peligroso; hubo disparos de los militares y de los pocos manifestantes que se atrevieron a salir muchos fueron arrestados. Una de las personas que organizaron las protestas fue Etta Rosales. Más tarde ese mismo año ella fue arrestada la primera vez, y cuando pudo salir de la cárcel se vio obligada a entrar en la clandestinidad. Pocos años después, Etta Rosales fue encarcelada de nuevo. Esta vez, quedó en prisión por más de un mes y fue víctima de graves torturas.
Quiero aportar algunos datos históricos para aquellos que no estén familiarizados con la historia de Filipinas. Ferdinand Marcos fue elegido presidente de Filipinas en el año 1965. Como mencioné anteriormente, en 1972 decretó la ley marcial que quedó en vigor hasta 1981 y Marcos siguió gobernando el país como dictador hasta 1986. Durante la dictadura de Marcos, Filipinas era considerado uno de los diez países del mundo donde más violaciones de derechos humanos ocurrían. Amnistía Internacional señaló en un informe de 1976 lo siguiente, y voy a citar: «Es inevitable la conclusión que la tortura de prisioneros forma parte del tratamiento general que se da a los sospechosos.» En el informe luego se habla de choques eléctricos, ruleta rusa forzada y acosos sexuales.
En 1983 el líder de la oposición Aquino fue asesinado en el aeropuerto de Manila al llegar a Filipinas después del exilio. Este parecía ser el primer paso hacia la caída de Marcos. Las protestas públicas y la información sobre la malversación de fondos públicos provocaron el distanciamiento del presidente estadounidense de Marcos. En 1985 miembros de la Asamblea legislativa exigieron la destitución de Marcos mientras su enfermedad renal se agravaba. En 1986 se convocaron elecciones anticipadas cuyo ganador oficial fue Marcos. En aquel tiempo la gente consideraba que ya basta y hubo manifestaciones de activistas por todo Filipinas. Tras las protestas en favor de la democracia, Marcos tuvo que huir a Hawaii, dejando atrás miles y miles de personas que habían sido encarceladas, torturadas o asesinadas durante el régimen Marcos.
Cuando se habla del activismo durante la dictadura de Marcos es imposible no mencionar a Etta Rosales como una de las activistas líderes de la lucha por la democracia y el respeto por los derechos humanos. Organizando protestas y manifestaciones en favor de la democracia, así como otros actos de resistencia durante estas décadas de la dictadura se expuso a graves peligros.
Queridos camaradas progresistas,
Etta Rosales no sólo será recordada por su lucha por los derechos humanos y su lucha contra Marcos, sino la recordaremos también como fundadora de la Alianza de Profesores Preocupados y como actora política y cofundadora de Akbayan, el Partido de Acción Ciudadana. Durante tres legislaturas trabajó como miembro del congreso entre 1998 y 2007. Además, Etta Rosales ha sido presidenta del comité de derechos humanos filipino entre 2010 y 2015. Rosales también ejerció el cargo de representante filipina ante el Foro de Instituciones de Derechos Humanos de la ASEAN.
Como una defensora de los derechos humanos bien conocida, Etta Rosales insistió en presentar una demanda colectiva ante el tribunal del distrito de Hawaii de la cual resultó la única sentencia que juzgó responsable al ex dictador Marcos de violaciones de los derechos humanos perpetrados durante su tiempo en el poder. Por otra parte, debido a este proceso judicial, Suiza tuvo que liberar fondos de alrededor 500 millones de USD que Marcos había robado del pueblo filipino. Gran parte de este dinero fue destinada directamente a víctimas de violaciones de derechos humanos. En este proceso, Etta Rosales jugó un papel fundamental con su valentía y determinación para dar rehabilitación a las víctimas de violaciones de derechos humanos en Filipinas.
Amigos y amigas,
Uno podría pensar que después de estos años de dictadura en Filipinas existiría una inmunidad contra el fascismo. ¡Desgraciadamente, la lucha por la democracia y la justicia tiene que continuar!
Hoy la situación en Filipinas se presenta como insoportable. Cuando se la mira desde el exterior parece una mala película y cuesta mucho entender que esa es la realidad en un país que tenía tantas esperanzas hace apenas algunos años.
Este cambió comenzó el año pasado con la elección de Rodrigo Duterte como presidente. Filipinas se ha visto inmerso en un ambiente de matanzas sin precedentes por parte de las fuerzas policiales desde que Duterte llegó al poder. Son más de 10 000, posiblemente hasta 13 000, las personas que fueron asesinadas en las calles.
De nuevo, Etta Rosales, tan valiente como siempre, es una de las personas que más duramente están criticando las violaciones de los derechos humanos y organizando la resistencia.
Escuchamos historias de que Duterte alentó las operaciones policiales recomendando una tasa de 32 ejecuciones por día como solución al problema de la droga.
Es difícil entender que estos hombres pretendan actuar en nombre de una campaña antidroga sin importarles la vida de las personas ni los derechos humanos. Se acusa a personas sin pruebas ni procedimiento judicial. Desde luego, estas ejecuciones extrajudiciales son inaceptables y, como siempre, son los pobres, la clase obrera, que más sufre.
Ahora Duterte también amenazó a grupos de defensa de los derechos humanos diciendo que ordenará a la policía a disparar contra ellos si critican sus programas. Igual de preocupante es el apoyo de la administración a reinstalar la pena de muerte y a rebajar la edad de responsabilidad criminal a los nueve años. Y finalmente existe la constante amenaza de que se introduzca la ley marcial.
Mientras tanto, el gobierno filipino simplemente continúa negando sus acciones frente ante la comunidad internacional y desgraciadamente faltan voces fuertes en el mundo que manifiesten la indignación.
Pero hay esperanza. En vista de estas graves amenazas para la democracia, fuerzas progresistas empezaron ya varios movimientos para proteger la dignidad humana y los derechos democráticos del pueblo filipino. Ya se iniciaron reuniones reclamando las libertades civiles por todo el país que brindan espacios seguros y oportunidades para consolidar las fuerzas por la democracia.
Una vez más, Etta Rosales ha mostrado que es en primer lugar una defensora de los derechos humanos, al organizar la oposición y criticar a Duterte, corriendo un riesgo personal en aras del bien común.
No hay persona más apropiada para este premio que Etta Rosales. Queridos camaradas progresistas, esta noche celebraremos la entrega del premio con ella, y mañana continuaremos la lucha por la seguridad social, la dignidad humana y la democracia, aquí en Centroamérica, en el resto del mundo, y, naturalmente más que nunca también en Filipinas.