Santo Domingo

Documento de aporte – Foro de Santo Domingo: “Desarrollo democrático y justo para todos– la Agenda 2030”

Objetivos de desvinculación ambiciosos, es decir, absolutos serán necesarios en un primer momento para los países industrializados avanzados. Para los países emergentes y en vías de desarrollo podrían establecerse objetivos de desvinculación relativos, escalonados en función del nivel de desarrollo.

En el mes de septiembre los jefes de Gobierno y Estado del mundo aprobaron en Nueva York la nueva “Agenda 2030 para el desarrollo sostenible“. La Agenda es una hoja de ruta para el desarrollo global que conecta las agendas contra la pobreza, para el desarrollo y el medio amiente entre ellas. Los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) son universales y están en vigor desde este mismo momento para todos, tanto los países en vías de desarrollo como los países emergentes y los industrializados.

Los ODS comprenden, aparte de las tres dimensiones clásicas del desarrollo económico, la inclusión social y la sostenibilidad económica, también las cuestiones de la gobernanza y seguridad como cuarta dimensión del desarrollo sostenible. Los enfoques de la Agenda 2030 pretenden así llegar tanto en sus contenidos como con sus exigencias de cambios políticos mucho más lejos que la política de desarrollo tal y como la conocemos.

Las disputas políticas alrededor de la Agenda 2030 no han hecho nada más que empezar. Muchos de los cambios necesarios y a los que los Estados se han comprometido en un principio a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible van dirigidos contra regímenes consolidados con poderosos intereses. La alteración de estos regímenes, sin embargo, da lugar a nuevos ganadores y perdedores – con el potencial de seguir un patrón diferente del acostumbrado en las últimas décadas: La transformación global del sector energético desplaza cuotas de mercado, cierra mercados y modifica las relaciones de propiedad; el tratamiento de la cuestión de la desigualdad sacude los cimientos del capitalismo financiero; y la reindivicación de derechos laborales modifica el equilibrio en favor de las trabajadoras y los trabajadores, así como de los sindicatos, cuyos derechos se han visto marginalizados durante años.

Las discusiones sobre los objetivos de la sostenibilidad no ha puesto el mundo al revés, pero la Agenda 2030 ofrece para los próximos años importantes puntos de partida para partidos progresistas, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil para oponerse al adverso entorno global y luchar por un desarrollo justo y democrático.

 

Agenda 2030: crecimiento inclusivo y sostenible

  • Con el dramático agravamiento de las desigualdades dentro y entre los países, pero también como consecuencia de los movimientos sociales y las protestas en numerosos países, la cuestión social se ha vuelto a colocar en el centro de las disputas sociales. La desigualdad es la principal causa de conflictos. Por lo tanto, para la constitución del mundo resultará menos importante si la globalización será capaz de seguir aumentando el bienestar de los ricos (y las sociedades ricas), sino si será posible reducir las diferencias sociales, económicas y medioambientales. Incluso el informe “Riesgos globales 2014” del Foro Económico Mundial en Davós constata que las grandes diferencias salariales probablemente representarán en la próxima década uno de los mayores riesgos a nivel mundial.
  • Concretamente, la distribución fuertemente desigual de los ingresos y del patrimonio posee consecuencias económicas, sociales y políticas inmediatas: Una fuerte y constante desigualdad es perjudicial para la prosperidad económica, pero está en relación causal con numerosos defectos en el desarrollo social. La desigualdad consolida las relaciones de poder y de acceso a las oportunidades sociales, impidiendo la movilidad social e intergeneracional y dificultando la lucha contra la pobreza. Pone en peligro la paz social y la estabilidad política y socava a largo plazo la democracia.
  • En la lucha contra la desigualdad es preciso seguir varios enfoques:
  1. La modificación de la distribución primaria con la introducción de salarios mínimos, convenios colectivos y la formalización de los puestos de trabajo;
  2. Medidas para la redistribución estatal directa, como una política tributaria eficiente, sistemas de transferencia, etc.
  3. Iniciativas indirectas para la lucha contra la desigualdad, como la promoción de un sistema sanitario público, de la enseñanza pública o de buen trabajo;
  4. Iniciativas internacionales, como la lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales.
  • Pleno empleo y trabajo decente para todos son elementos clave para el desarrollo social y económico. Con la creación de puestos de trabajo y de mejores condiciones laborales las personas, y por consiguiente las comunidades y los Estados, pueden salir por sí mismos de la pobreza y mejorar las condiciones de vida. Un tema que en los próximos años deberá situarse de forma especial en el foco de atención en este contexto será la cuestión del trabajo decente. En vista de 400 millones de trabajadores pobres que viven en pobreza extrema a pesar de estar trabajando, el alto porcentaje de empleos informales, sobre todo en los países del Sur, de tres cuartas partes de la humanidad que viven sin protección social y la violación masiva de los derechos de los trabajadores y sindicatos, los progresistas, los partidos socialdemócratas y socialistas en todo el mundo deberán comprometerse de forma decidida con el objetivo del “trabajo decente”. En este contexto deberán también – siguiendo plenamente el espíritu de la Agenda 2030 universal – combinarse los cambios tanto en los países industrializados como en vías de desarrollo, y no sólo de forma puntual sino general: Esto comprende, por ejemplo, una ampliación de la responsabilidad de las empresas y obligaciones vinculantes de rendición de cuentas y transparencia para empresas a lo largo de las cadenas de suministro; la creación de una protección social básica y la introducción de salarios dignos para institucionalizar también de forma material los derechos humanos sociales en todas partes; el apoyo del movimiento sindical internacional y de la OMT en su lucha por la implementación de las normas laborales fundamentales; la reestructuración del sistema de contrataciones públicas, así como la terminación del dumping salarial.
  • Además de la eliminación de la pobreza, el éxito de la Agenda 2030 podrá medirse sobre todo también con la implementación exitosa del objetivo de una economía sostenible. La desvinculación del crecimiento y el bienestar del consumo de recursos, la generación de residuos y la emisión de gases de efecto invernadero es la esencia de la transformación estructural necesaria – en todos los países.
  • Esta desvinculación deberá realizarse en un alcance que tome en cuenta el carácter finito del sistema terrestre, es decir, que respete los límites planetarios. Necesario es la desvinculación absoluta de la producción o el consumo del “impacto medioambiental”, es decir, una auténtica reversión del consumo actual de recursos y las cargas medioambientales actuales. Una desvinculación únicamente “relativa” que si bien incrementa la “eficiencia medioambiental” (es decir, la eficiencia de los recursos, de los materiales o de la energía) sigue aumentando el consumo de recursos y de las cargas medioambientales debido al aumento de la producción, aunque en menor medida que antes, no será suficiente a largo plazo para escapar del dilema del crecimiento. Objetivos de desvinculación ambiciosos, es decir, absolutos serán necesarios en un primer momento para los países industrializados avanzados. Para los países emergentes y en vías de desarrollo podrían establecerse objetivos de desvinculación relativos, escalonados en función del nivel de desarrollo.

 

Agenda 2030: creando sociedades inclusivas y democráticas

  • La creación de una economía de este tipo y sus transformaciones exigen como condición previa una sociedad que mantenga un diálogo interno. La calidad de democracia, gobernanza y política es determinante para conseguir éxitos en el desarrollo. Las experiencias concretas en relación con la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio demuestran que la buena gobernanza marca la diferencia – “it‘s politics, stupid!“ (¡es la política, estúpido!). La buena gobernanza es el eslabón que falta para alcanzar numerosos objetivos de desarrollo. Instituciones débiles, arbitrariedad, administraciones deficientes, corrupción, sociedades civiles tuteladas son un obstáculo para el desarrollo y ponen en peligro la estabilidad de los Estados y las regiones. El hilo conductor que recorre las historias de fracaso de Estados son el descrédito de las instituciones estatales por regímenes autocráticos, estructuras neopatrimoniales, falta de capacidad, corrupción. Las cuestiones de la gobernanza y del gobierno, es decir la creación de estructuras estables, eficientes, incluyentes y democráticas en todos los niveles de actuación (local, nacional, regional, global) es uno de los principales desafíos para los años venideros. La superación de esta tarea será uno de los principales determinantes para el éxito o fracaso de conseguir los demás objetivos centrales de la agenda global.
  • Para muchas personas que no se quieren conformar con la desigualdad social, corrupción y falta de perspectivas no existen oportunidades de participación social o política. En muchos países las instituciones ya no cumplen con su cometido, o la política y economía se blindan contra temores, exigencias y necesidades de articulación de las personas. Gobernar de forma democrática, en su sentido sustancial, no es únicamente un corsé de apoyo para el desarrollo, sino también el deseo de amplios sectores de la población de alcanzar más libertades políticas y auténtica participación. La encuesta de MYWorld demuestra que más allá de fronteras las personas consideran un “gobierno honesto y sensible” como una de las primeras prioridades (en el tercer puesto, superado únicamente por una buena formación/educación y asistencia sanitaria).
  • La transformación evocada en la Agenda 2030 necesita actores que la promueven. Son pocas las instituciones existentes (tanto en el Sur como en el Norte) las que podrán lograr estas transformaciones en su estructura actual. Buena gobernanza significa, por lo tanto, también siempre seguir construyendo instituciones, revisar las existentes y desarrollar innovaciones. De hecho, para muchos países se trata de un nuevo acuerdo social que deberá formalizare no tanto en papel como en las mentes de los ciudadanos. De ahí que uno de los desafíos centrales consiste en crear nuevas instituciones democráticas en todos los ámbitos de la sociedad.
  • Para una gobernanza democrática sostenible habrá que crear instituciones democráticas allí donde se pueda vivir la democracia de forma concreta. El enfoque debe ponerse en los ámbitos de la vida de las personas. Esto presupone que los principios democráticos y la buena gobernanza no deben quedarse limitados al mero ámbito político. Esto significa de forma muy concreta que la buena gobernanza no debe terminar en la puerta de las fábricas, en la entrada a los cuarteles ni en las puertas de los colegios y universidades. En el centro de muchas disputas está, por lo tanto, también la relación entre capitalismo y democracia. Aquí radica una de las áreas de actuación más importantes en el Norte, Sur al igual que en el Oeste y Este.

 

Por una Agenda 2030 progresista

“Luchar contra desigualdad”, “generar crecimiento inclusivo” y “construir sociedades democráticas” es la agenda de las fuerzas progresistas, socialdemócratas y socialistas en todo el mundo. En la nueva Agenda 2030, a cuyo cumplimiento se han comprometido todos los Estados, existen numerosos objetivos que concuerdan con nuestra agenda:

  • Asegurar una educación incluyente y justa de gran calidad y fomentar las posibilidades del aprendizaje durante toda la vida para todos (objetivo 4),
  • Alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas (objetivo 5),
  • Asegurar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos (objetivo 7),
  • Fomentar un crecimiento económico continuado, incluyente y sostenible, pleno empleo productivo y trabajo decente para todos (objetivo 8),
  • Reducir las desigualdades dentro y entre los países (objetivo 10),
  • Asegurar formas de consumo y producción sostenibles (objetivo 11),
  • Fomentar sociedades pacíficas e inclusivas para un desarrollo sostenible, permitir el acceso a los recursos jurídicos para todos y crear instituciones eficientes, sometidas a la obligación de rendición de cuentas e incluyentes en todos los niveles (objetivo 16), así como
  • Fortalecer los medios para la implementación y reactivación de la asociación global para el desarrollo sostenible (objetivo 17).

Ahora es la tarea de nosotros, de las fuerzas progresistas, socialdemócratas y socialistas de todo el mundo, conseguir que nuestros Gobiernos apliquen los objetivos de la agenda también en estrategias nacionales. Nosotros queremos sociedades democráticas e inclusivas.

 

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