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Documento de aporte – Conferencia de Lisboa: “Trabajo decente y educación: invertir en igualdad de oportunidades para todos”

Pedimos transparencia y buena gobernanza en todos los presupuestos nacionales, y que se reserven las cuotas necesarias para educación.

Documento de aporte “Trabajo decente y educación: invertir en igualdad de oportunidades para todos”

“La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo.”

Nelson Mandelae

I.   La educación como derecho humano fundamental para todos:

Un imperativo para la Paz, el Desarrollo y la Búsqueda de la Prosperidad por un lado; y para la Cohesión Social, para Vivir con el Cambio Mundial y para el Aprendizaje a lo largo de toda la vida por otro.

Las necesidades educativas, la forma en la que se financia realmente la educación y los sistemas nacionales varían enormemente en el planeta. Las situaciones van desde una terrible falta de educación elemental entre los pobres, especialmente entre las niñas, hasta la reforma de sistemas educativos constituidos hace mucho tiempo en el mundo “desarrollado” para que los trabajadores, incluidos los trabajadores mayores, puedan responder a los requisitos cambiantes del lugar de trabajo, pasando por el empoderamiento de distintos grupos vulnerables para que puedan participar en la sociedad en general o por el mantenimiento de la I+D dinámica necesaria para el buen rendimiento de las economías “posindustriales”.

  • En general, la educación está al borde de un abismo. No solo tenemos que rescatar nuestras economías, debemos rescatar también nuestra educación. Solo podremos salir bien parados de la crisis si desarrollamos la educación. Nos quedaremos inevitablemente atrás si no invertimos adecuadamente en educación y en aprendizaje a lo largo de la vida y nos aseguramos de que sean más inclusivos. Hasta que no cambiemos nuestra visión sobre la educación, no podremos hablar de la participación de todos en nuestras sociedades de bienestar, ni hacer que nuestras economías sean competitivas y el sistema global justo.
  • La educación y el aprendizaje a lo largo de la vida para todos (es decir, todos los niveles de renta, todas las edades, todos los géneros, todas las razas y nacionalidades…) son bienes públicos esenciales, a escala mundial –que son subestimados con demasiada frecuencia– y suponen, entre otras cosas:
    • empoderar a las personas para que puedan participar en la sociedad y encontrar así nuevas oportunidades;
    • evitar extremismos y la violencia –fomentando la tolerancia, la diversidad y la libertad de pensamiento;
    • permitir el diálogo entre distintas culturas, lenguas, tradiciones y niveles de desarrollo humano y de renta;
    • la alfabetización como condición necesaria para que todas las sociedades escapen a la pobreza;
    • la alfabetización como condición necesaria para que todas las sociedades “se abran camino” hacia la prosperidad y la justicia social;
    • la alfabetización como condición necesaria para que todas las sociedades trabajen a favor de la igualdad de género;
    • la alfabetización como condición necesaria para que todas las sociedades mejoren la salud pública;
    • la alfabetización como condición necesaria para que todas las sociedades salvaguarden los derechos sociales en el lugar de trabajo;
    • realizar un reparto más justo en la economía mundial, tanto entre las naciones como dentro de ellas;
    • dar a la clase trabajadora, y especialmente a las personas de mayor edad, los medios necesarios para adaptarse a los cambios y seguir siendo valorados por el trabajo que realizan, en lugar de sufrir riesgo de exclusión social –en todas las sociedades, ya sean sociedades “en vías desarrollo” o “desarrolladas”, etc.
  • Debemos insistir en los aspectos comunes y el propósito general compartido de toda la humanidad: ESTAMOS JUNTOS EN ESTO (para salvaguardar la paz internacional, la seguridad y el intercambio entre personas, sociedades y economías; para respetar y empoderar a todos los seres humanos, independientemente de su género, raza, renta, lugar y fecha de nacimiento, etc.). Las diferencias entre los niveles de los sistemas educativos y entre los sistemas educativos en sí (educación formal, aprendizaje no formal y educación informal, formación profesional y cursos de formación) pueden constituir todo un desafío en distintas partes del mundo, aunque también pueden representar una oportunidad –la oportunidad de crear una auténtica alianza en la que todos los implicados se comprometan e inviertan en la medida de sus capacidades y la oportunidad de intercambiar buenas prácticas entre modelos y experiencias muy diversas.

 

II.   La financiación correcta –y las estructuras de derechos para un cambio sistémico duradero.

En términos generales, nuestros objetivos incluyen los siguientes puntos:

  • La garantía de acceso de personas de todas las edades a la educación y el aprendizaje a lo largo de la vida
  • La continua modernización de todos los sistemas de educación superior
  • Una mayor movilidad para estudiantes, profesores y becarios
  • Iniciativas a largo plazo para afrontar el creciente abandono escolar
  • Acciones específicas para fomentar la enseñanza de las ciencias y la tecnología
  • Mejores cursos de formación y de reciclaje profesional para responder a las necesidades del empleo
  • El reconocimiento y la validación del aprendizaje no formal y de la educación informal
  • El fomento de la formación sobre los medios de comunicación
  • El cultivar el interés por la innovación y la creatividad desde edades tempranas
  • La promoción de la formación profesional y de las oportunidades de aprendizaje y de formación para los jóvenes

No debemos olvidar que el sector público, la sociedad civil y los sindicatos deben implicarse en la preparación de los trabajadores ayudándoles a desarrollar y/o validar las capacidades, competencias y conocimientos necesarios para conseguir empleos decentes –en lugar de depender “automáticamente” de las demandas en bruto de los mercados para reorientar las opciones correctas en la educación.

Necesitamos un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y mejores programas que ayuden a los jóvenes a ampliar sus horizontes y sus capacidades, competencias y conocimientos, así como un programa para el desarrollo del talento que permita a los responsables políticos asegurarse de que los niños con talento que viven en condiciones de pobreza y exclusión social tengan la oportunidad de estudiar lo que deseen, y así puedan vivir desarrollando su potencial al máximo.

En términos concretos:

  • Debemos pensar en la educación en términos de inversión y no de costes. La educación no consiste simplemente en manufacturar futuros empleados. Debe centrarse en las personas y ofrecerles más oportunidades de desarrollo.

Pedimos que las medidas de austeridad no se traduzcan en recortes en Educación.

  • Las capacidades, las competencias y los conocimientos deben corresponder a las necesidades del lugar de trabajo. Allí donde sea posible, la financiación debe provenir (parcialmente) del sector privado, estimulada por un marco de financiación pública con un mejor rendimiento para, por ejemplo, la formación profesional y los cursos de formación o la investigación y el desarrollo.

Pedimos que todos contribuyan y paguen su “parte justa” de la financiación de la educación para todos.

  • Debemos afrontar los problemas de los cambios en las capacidades, las competencias y los conocimientos y del Aprendizaje durante toda la vida / la Educación continua, también en relación con lo anterior (la evolución de las necesidades de la “economía real” reflejada en la formación específica de cada trabajo),

Pedimos que la educación permita a las personas acceder a empleos de calidad, tanto a los trabajadores que inician su vida laboral como a los trabajadores de mayor edad que vuelven a entrar en el mercado de trabajo, que a su vez generarán financiación para más educación.

  • Conceptualmente es importante subrayar no solo la IGUALDAD de todas las personas, sino también la IGUALDAD de todos los Estados. En lugar de imponer únicamente “condicionalidades” a los países “en vías de desarrollo”, no solo los receptores de ayudas, sino todos los Estados deberían comprometerse a aumentar su propia inversión (por ej., la Alianza Mundial por la Educación (Global Partnership for Education, GPE por sus siglas en inglés) ha fijado un objetivo indicativo de al menos el 20 % del presupuesto nacional (o el 6 % del PIB) para las naciones que tienen que “superar el retraso” – “otras categorías”, y establece que las agrupaciones de Estados deberían también cuantificar y hacer esfuerzos reales por ejecutar compromisos concretos).

Pedimos que no se perpetúe la separación artificial entre la financiación de los países “desarrollados” y la de los países “en vías de desarrollo”, sino que se aplique una realización y asunción general de obligaciones adaptadas a las capacidades específicas de cada uno. Por esta razón, recomendamos (en la misma línea que la UNESCO) que la garantía de una educación y un aprendizaje a lo largo de la vida equitativos y de calidad para el año 2030 se convierta en uno de los objetivos de la Agenda a partir de 2015.

  • Una buena gobernanza y una mejor recaudación de impuestos / afluencia de ingresos al gobierno son mejoras imperativamente necesarias para los sistemas nacionales, especialmente en los Estados que hayan tenido problemas con sus finanzas públicas y flujos de ingresos.

Pedimos transparencia y buena gobernanza en todos los presupuestos nacionales, y que se reserven las cuotas necesarias para educación.

  • Es necesario el intercambio a nivel mundial y regional de buenas prácticas y lecciones aprendidas en el ámbito de la financiación de los sistemas educativos –no solo intercambios “Norte-Sur”, sino también “Sur-Norte”, y “Sur-Sur”.

Pedimos igualdad de acceso a las lecciones aprendidas por todos los participantes en el proceso de mejora de la financiación de la educación en todo el mundo.

  • Debemos fomentar el intercambio y la apertura de los programas que han demostrado resultados positivos, como los programas Erasmus+ y Erasmus Mundus [por ej., Intra-ACP], a tantos socios como sea posible en todo el mundo: abrir los programas a más participantes e intentar replicar las soluciones y programas de éxito en todo el mundo.

Pedimos que los sistemas nacionales con múltiples recursos de éxito se abran y los compartan más y mejor con los sistemas que tienen menos recursos disponibles.

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